Las morsas en peligro de extinción

Una de las cosas maravillosas acerca de las morsas es que,  han sido amenazadas y puestas en peligro tres veces tres veces a lo largo de la historia y tres veces ha logrado recuperarse, un logro notable que demuestra que son animales altamente adaptables. Por supuesto, gran parte de su éxito tiene que ver con los esfuerzos de los seres humanos en su nombre, sin embargo, tenemos que aprender de estas lecciones, ya que podemos destruir a las morsas, para siempre, si no tenemos cuidado de nuestras propias acciones.

muchas morsasMuchas personas no se dan cuenta, pero las morsas juegan un papel vital en el ecosistema de las aguas donde habitan, se alimentan de alimentos del fondo del mar y sus movimientos permiten que una variedad de nutrientes del suelo se mezclen en el agua. Sin esto, no se sabe cuántos tipos de diferentes plantas y microorganismos también perdería el mundo para siempre.

En la actualidad, la morsa no se considera en peligro de extinción, aunque se mantiene una estrecha vigilancia de estos animales por grupos conservacionistas. Uno de los esfuerzos más eficaces que han contribuido a mantener a las morsas fuera de peligro es la prohibición del comercio de marfil en muchos países.

El hecho de que no se encuentren bajo protección en estos momentos se debe a los esfuerzos iníciales de conservación. Durante la década de 1930 las morsas fueron protegidas en los Estados Unidos y Rusia. Como resultado, sus números comenzaron a aumentar, reaparecieron también en lugares donde no habían residido por años. Hoy en día la caza de la morsa sólo es legal por los nativos americanos debido a que utilizan a las morsas para alimentarse y otras necesidades para su propia supervivencia.

Sin embargo, resulta importante darnos cuenta de la realidad de la misma, las entidades del gobierno deben hacer más con mano de obra y con financiación para perseguir a los que cazan ilegalmente a las morsas. Aun quedan personas cazando ilegalmente a estos animales por sus colmillos. Otro problema radica en que algunos cazadores cazan morsas solo por deporte, no desean la carne, o los colmillos, sólo la emoción de ser capaces de matar algo tan grande y, esto todavía ocurre en muchos ámbitos, a pesar de que se considera una actividad ilegal.

Se ha observado un aumento de la tasa de mortalidad en las morsas en la década de 1980 y las morsas actuales están pesando menos. Los investigadores creen que se debe a que la población está alcanzando el máximo que puede sostener un área dada, es la manera natural de asegurarse de que la supervivencia de los más aptos prevalezca. Fue en ese momento en que fue evidente el éxito de los esfuerzos de conservación.

Todavía existe una tasa de mortalidad demasiado alta entre las morsas más jóvenes, de un 40 a 60% dependiendo de la ubicación y el medio ambiente que las rodea. Con las condiciones adecuadas, las morsas pueden vivir en cautiverio durante 30 años, su edad se puede determinar a partir de los tejidos dentales que permanecen después que una morsa ha muerto.

Se estima que cerca de 250.000 morsas se distribuyen en todo el mundo en la actualidad, aunque resulta muy difícil conseguir un número exacto de estos mamíferos marinos debido al entorno en que viven.

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